Tras el embarazo mi pelo ha quedado apagado y frágil, además de seguir siendo graso en la raíz. Una maravilla. Así que, decidí probar con un champú sin sulfatos. Se lleva ya bastante tiempo hablando de este tema en los blogs y canales de belleza. Primero fueron las siliconas y ahora le toca el turno a los sulfatos. Que son ni más ni menos que los "detergentes" que llevan la gran mayoría de productos de limpieza corporales y capilares. Esos que hacen tantísima espuma y nos dan esa sensación de gloriosa limpieza, arrastrando toda la grasa. Que nos llegamos a creer que cuanta más espuma, mejor es el producto, pero no. Depende del tipo de cabello que tengamos y de nuestra piel.
Me explico. Los sulfatos más conocidos en los champús son:
- SLS o Sodium Lauryl Sulfate: Derivado del aceite de coco o palma. Se usa mucho porque es muy barato, pero es el más fuerte.
- SLES o Sodium Laureth Sulfate: Compuesto químico ligeramente irritante. Depende de la cantidad que las empresas usen.
Si queréis más información, este post de Lush España está bastante bien.
Foto Internet
Sabiendo esto, es preferible el SLES antes que el SLS que es más "agresivo". Los sulfatos en sí no son malos, y según qué tipo de pelo y piel tengáis os beneficiaran o no. Para un pelo graso, lo más probable es que necesitéis éstos sulfatos para arrastrar la suciedad. Si tenéis el pelo seco y/o el cuero cabelludo delicado, seguramente os interese probar con champús que no lo contengan. Porque, los sulfatos además de arrastrar la suciedad, arrastran los aceites naturales de nuestra propia piel. Con todo ello, lo que conseguiremos es un cuero cabelludo irritado y un pelo aún más seco.
Así que, sabiendo todo esto y por el cambio sufrido en mi cabello, ahora uso champús sin siliconas y sin sulfatos. El siguiente paso no se cuál será. Alomejor acabamos lavándonos solo con agua y un poquito de bicarbonato como nuestros abuelos. Pero quien sabe... yo creo que ellos estaban más acertados que nosotros en muchas cosas.
Por último, y volviendo al tema de los sulfatos, decir que llevo un mes sin usarlos y desde el primer uso he notado muchas diferencias. La primera, que éste nuevo champú no hace casi nada de espuma. Al principio choca porque piensas que el pelo no va a quedar limpio, pero todo lo contrario. Queda bastante limpio, igual que con un champú cargadito de sulfatos. La segunda, que no siento picores en el cuero cabelludo. Y la tercera, que el pelo queda más suave y menos encrespado.
Conclusión, mi relación con los sulfatos ha terminado (por ahora). Irán junto con las siliconas al cajón de los no deseados. En el próximo post os cuento qué champú en concreto estoy utilizando. Os adelanto, que mi pareja creyó que era un champú con marihuana.